Hoy quiero traer a este blog un tema nuevo, del que no habíamos tratado hasta ahora: terapia acuática, tratamientos poco frecuentes en nuestro país pero con muchos beneficios para los pacientes.

Seguro que habéis oído muchas veces que la natación es el deporte más completo y que en la piscina se hacen numerosos ejercicios de rehabilitación para pacientes que se recuperan de cirugías de rodilla o cadera, por ejemplo. La razón: el agua da libertad de movimiento y permite activar la musculatura del paciente con poco esfuerzo y poco riesgo por su parte.

Realizar ejercicios en el agua aporta un plus de seguridad, porque evita el riesgo de caída que existe en otro tipo de terapia. Y a esto hay que sumarle el hecho de que en la piscina el paciente está más activo, puede realizar ejercicios con menos ayuda que fuera del agua y la necesidad de mantener el equilibrio hace que trabaje de forma casi inconsciente con todos los músculos de su cuerpo.

En las sesiones de terapia acuática se estimula la simetría corporal del paciente, la coordinación muscular y la estimulación táctil y sensorial. Por eso es un tipo de tratamiento muy recomendable no solo para rehabilitación de pacientes con problemas motores, sino también incluso con enfermedades neurológicas.

Pero hay un aspecto importante: la terapia acuática debe complementarse con tratamientos de fisioterapia fuera del agua, desde el masaje manual hasta la punción seca, pasando por la electroterapia. De este modo el paciente puede completar y agilizar los plazos de su recuperación.

Foto destacada: www.fisiosportcr.com